Los placeres de ser soltera. Dormir abrazados, ir de la mano a los eventos sociales, tener un cómplice con el que reír y compartir… ¡Todo eso es maravilloso! Pero hay muchos placeres de la vida sin pareja a los que hoy me costaría renunciar. Cuando los niños no están porque han ido con papá o con los abuelos, o ya se han dormido, es el momento de disfrutar pequeños placeres a solas. Después de consultar con otras amigas y mamás solteras y divorciadas, he elaborado esta lista de los mejores momentos de la vida de una mujer soltera. Tenla presente en los días tristes, porque te hará sonreír y te ayudará a apreciar que todos los momentos de la vida tienen su parte positiva. Además, recuerda que cuanto más fabulosa sea tu vida de soltera, más probable es que conozcas a alguien especial a quien te una el amor, y no la necesidad.
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Cenar tu verdurita o tu ensaladita en el sofá cuando los niños se han ido a la cama, teniendo el control remoto de la TV solo para ti. Poder elegir qué programa quieres ver y que nadie se queje de tus elecciones, incluso si es una comedia tonta o un reality show que te encanta aunque jamás lo reconocerías en público.
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Estar en casa vestida con un jogging viejo o una bata de felpa y el pelo recogido en una colita. Sin preocuparte por adoptar un estilo casual pero chic, como las celebrities en las revistas.
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Ponerte ropa interior más confortable que sexi cuando sales a cenar con tus amigas o al cine, aunque por fuera vayas perfectamente vestida. Sobre todo esas panties especiales que guardas para los días en que te sientes hinchada.
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No depilarte obsesivamente. Un verdadero alivio para aquellas de nosotras cuyos rasgos latinos convierten la depilación en un permanente fastidio (solo comparable a las tareas domésticas: en cuanto terminas hay que empezar otra vez).
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Tener libros de autoayuda en la estantería (incluidos esos sobre “Cómo encontrar al hombre de tus sueños” o “Aleja a tu ex pareja tóxica de tu vida de una vez por todas”) y leerlos a placer, por ejemplo mientras estás tumbada en el sofá con tu bata de felpa y tu mascota durmiendo en tu regazo.
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Disfrutar del placer de arreglarte durante horas para una cita especial, probarte toda la ropa, maquillarte con esmero, tomarte todo el tiempo del mundo y que él solo vea el resultado final, pero no el proceso.
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Dejar a los niños con la abuela y preparar una cena romántica para los dos. Ah, el placer de cocinar para él y esperarle, después de encender velas, perfumar la casa y esconder la ropa sucia. Crear un ambiente íntimo es tan excitante… ¡de vez en cuando!
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Pasar un día entero sin ducharte, en pijama, leyendo un best-seller o sin hablar con nadie ni dar explicaciones.