En el momento en el que te embarazas quieres saber todo sobre el embarazo. Quieres saber qué le pasa a tu cuerpo, a tu bebé y lo que te espera. Sin embargo, te sientes completamente perdida. Adivina qué, no estás sola. Estamos aquí para ayudarte con lecciones que nos gustaría que alguien nos hubiese dicho cuando nos embarazamos por primera vez. Nada de endulzar los hechos ni mentiras sobre lo que realmente pasa durante el parto.
Mientras que quizá nunca lo sabrás todo, es importante que intentes educarte. Necesitas estar cómoda con lo que va a pasar para que puedas estar preparada para tener una buena experiencia. De acuerdo a Fit Pregnancy, “si nos condicionamos a estar “cómodas” con lo que atravesaremos durante el embarazo, tendremos una base sólida al dar a luz.” Con eso en mente, aquí hay 17 lecciones sobre el embarazo que toda futura mamá debe saber.
- Te sentirás con resaca.
Cuando te embarazas por primera vez, antes de que siquiera te veas como si tuvieras a un bebé, te sentirás con resaca. Claro, algunas se sienten excelente, pero muchas se sienten como si tuvieran una horrible resaca. Tendrás un dolor de cabeza que no se irá, sentirás náuseas, no tendrás apetito, vomitarás, y lo único que te ayudará será dormir.
Lee también: Embarazo: dudas y preguntas comunes
- Quizá nunca vuelvas a dormir bien.
No es un secreto que un bebé recién nacido se despierte cada dos horas, interrumpiendo tu sueño y dándote ojeras que no pueden ocultarse. ¿Pero sabías que podrías tener problemas para dormir desde antes de dar a luz? Muchas mujeres (¡75%!) experimentan insomnio de embarazo.
- Gotearás, y con gotear queremos decir, te orinarás.
Si pensabas que sólo los bebés y los ancianos se orinaban en los pantalones, estabas equivocada. Las mujeres embarazadas lo hacen, también. No estamos diciendo que deberías usar pañales para adultos, pero no te sorprendas si pierdes algo de control sobre tu vejiga cuando tu bebé ocupe más espacio en tu vientre. Esto puede suceder cuando estornudas, toses, ríes o te levantas demasiado rápidamente. Es totalmente normal pero terriblemente vergonzoso.
- El ejercicio es importante.
Siempre es importante estar en forma cuando vas a tener a un bebé, pero lo es especialmente cuando estás embarazada para que puedas proteger tu salud y la de tu bebé. Si te ejercitas será menos probable que ganes kilos de más, podrás tener un parto fácil y rápido y puedes reducir tu riesgo de diabetes gestacional.
- Los músculos de tu estómago podrían separarse.
Mientras tu bebé crece también lo hace tu vientre para dar espacio al feto. Y para eso, los músculos de tu estómago tienden a estirarse. En algunos casos, las dos bandas paralelas grandes de músculos que se encuentran en medio del abdomen no sólo se estiran, sino que se separan por completo. Ouch. Esto es completamente normal, aunque explica por qué es tan difícil levantarte cuando estás embarazada.
- La línea en tu estómago siempre estuvo ahí.
¿Ubicas esa línea oscura rara que algunas embarazadas tienen en la parte baja del vientre? Resulta que esa línea siempre ha estado ahí, la única diferencia es que cuando te embarazas tus hormonas producen un cambio de pigmento así que se ve más.
- Caminar como pato es normal.
Las películas muestran a las mujeres embarazadas caminando como patos por la ciudad. Es tonto y se ve falso, pero realmente sucede, especialmente al final de tu embarazo. Es totalmente normal y sucede porque tus articulaciones están más relajadas.
- Ponerle nombre a tu bebé será estresante.
Y pensaste que el parto sería la parte más estresante del embarazo. No tanto. Elegir un nombre que les guste a ti y a tu compañero es una de las partes más estresantes de volverse padre. De acuerdo a Laura Wattenberg, autora de The Baby Name Wizard: A Magical Method for Finding the Perfect Name for Your Baby, “los padres se están volviendo más y más creativos, inventando nombres y maneras de escribir. Y eso abre la puerta para que los nombres sean juzgados.” Más opciones llevan a más juicios, lo que lleva a más discusiones con tu compañero. Prepárate, no será una decisión fácil.
- La descarga es asquerosa pero es normal.
Puedes volver a agradecer a las hormonas por este efecto secundario: podrías experimentar un incremento de descarga lechosa (ugh) ahora que tu cuerpo está produciendo más estrógeno. Ojalá estuviésemos bromeando.
- Las contracciones empiezan desde mucho antes.
Nunca olvidaremos la primera vez que sentimos una contracción. Y la primera vez que nuestro médico nos dijo que aún no era momento. Resulta que tu cuerpo podría experimentar contracciones de “práctica” antes del parto.
- Aprende estas palabras: Mucus. Tapón.
El tapón de mucus, también conocido como show sangriento, es una señal de que el parto es inminente. A través del embarazo el tapón de mucus bloquea la entrada al cérvix para evitar que las bacterias entren al útero y antes del parto ese tapón es expulsado. El embarazo podría tomar horas o días, pero si ves mucus rosado entonces podrías querer empacar tus cosas del hospital y llamar a tu doctor.
- Si se te rompe la fuente, no es como en las películas.
Si estás esperando que un chorro de agua masivo salga de ti inesperadamente entonces podrías quedarte esperando un largo tiempo. Si tu fuente no se rompe –y para la mayoría de las mujeres no lo hace- puede ser que sólo te salgan algunas gotitas o un pequeño chorro.
- Un problema del baño.
Cuando estás embarazada puedes experimentar constipación, y como resultado del empuje extra que haces para intentar ir al baño, podrías recibir una visita especial de unos invitados no esperados llamados hemorroides. Y si eso no es suficientemente malo, cuando entres en labor de parto, es peor. Odiamos tener que decirte esto, pero durante el parto es posible que defeques en la mesa de parto. Y para empeorar las cosas, tu esposo probablemente vea que suceda.
- El parto no es la parte más dolorosa.
Oh, ¿pensabas que empujar un bebé del tamaño de una sandía por un agujero del tamaño de un limón era la parte más dolorosa del parto? ¡Ja! El período de posparto también es malo. Algunas personas tienen partos fáciles con poco daño, pero otras experimentan desgarres o requieren una episiotomía (un corte en el perineo para agrandar tu entrada vaginal). Y para esas personas, el proceso de sanación después del nacimiento puede ser igual o más doloroso que el parto mismo.
- Tu cuerpo no regresará a la normalidad tan rápido como te gustaría.
En las películas, cuando las mujeres tienen un bebé, salen del hospital luciendo perfectas y en sus pantalones normales. En la vida real, no es nada así. Tendrás una pequeña pancita (o quizá no tan pequeña) por un tiempo después de tener a tu bebé. Podría durar sólo días, quizá semanas e incluso meses. Estarás hinchada y adolorida. Pero si te cuidas mientras estás embarazada y continúas siendo saludable e inteligente, eventualmente te verás y te sentirás como tú misma otra vez.
- Tus senos se expandirán (y no es tan divertido como suena).
Das a luz, vas a casa, empiezas a sanar y a iniciar la vida de madre, y luego un par de días después despiertas con pánico porque sientes que tus senos van a estallar. Es normal. Significa que la leche ya llegó y que te verás como una estrella porno por las siguientes semanas o meses. Si tus senos no duelen disfrútalo y cuidado con el chorreo. Si tienes dolor acude a un médico para asegurarte de que no tengas mastitis.
- Deberías escribir tu historia de parto antes de olvidarla.
Uno de los más grandes regalos que una madre tiene es la habilidad de olvidar su experiencia de parto. Piénsalo, si cada mujer recordara en detalle el parto ninguna tendría más de un hijo. Viviríamos en un mundo de hijos únicos. Las madres olvidan los aspectos malos del embarazo y del parto porque están demasiado ocupadas enfocándose en las experiencias maravillosas de la maternidad.
