Debido a que cada vez más mujeres están regresando al trabajo después de dar a luz, el papá está asumiendo el rol de cuidar a su recién nacido cada vez más. Como resultado, el estereotipo del papá torpe se está convirtiendo en cosa del pasado conforme se vuelven mejores cambiando pañales y viviendo con dos horas de sueño. Esto es bueno porque estudios muestran que mientras más se involucren los papás con sus hijos desde el primer día, es más probable que sus hijos prosperen. Lo que no es tan bueno es que estos papás a menudo no están preparados para los grandes cambios en sus relaciones cuando un bebé llega a este mundo.