Pero, hija, ya es suficiente.
Échalo y cambia la cerradura. Pon sus cosas en el porche, borra su número de teléfono. No merece ni siquiera una charla de despedida o un momento emocional. ¿Dolerá? Por supuesto. ¿Sobrevivirás y te harás más fuerte? Por supuesto que sí. ¿Hay alguien mejor para ti esperándote ahí afuera? Por supuesto que lo hay. Eres una exitosa profesional, joven y bella. Hay montones de otros ahí afuera, y están buscando alguien como tú.