No me gusta él, Jen. Le quiero lejos y fuera de tu vida. Cómprate un perro, un pez, córtate el pelo. Pero, por Dios, deshazte de él.
¿Esto que te digo me hace una mala madre? Quizá. A lo mejor debiera apoyar todas tus decisiones con una sonrisa cuando, en realidad, quiero sacarle la silla al sentarse cuando viene a cenar. Cuando viene. Cuando algún problema de último minuto, que siempre son más importantes que tú, no aparece. Pero si esto se trata de perderte a ti o abrazarlo a él… apretujaré al maldito bastardo entre mis brazos hasta saltarle los ojos.
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