Aquí tienes algunas hipótesis de por qué las mujeres eligen a los chicos malos:
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Morimos por un poco de misterio y peligro. Hay un viejo refrán que dice que la vida se endulza con riesgo. Y, aunque la palabra “dulce” no describe nuestra relación con un mujeriego, hay un vértigo placentero que viene de estar junto a un tipo que es impredecible.
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Queremos salvar a un chico malo. Después de todo, tuvo una infancia difícil. O es un artista torturado en busca de que su musa (nosotras, por supuesto) lo rescate. Los chicos buenos no necesitan que nadie los salve, lo que los hace menos excitantes.