Pero para entonces él ya se casó y tiene dos hijos y una casita hermosa en los suburbios. La mujer encantadora se lamenta por sus paupérrimas elecciones justo unos momentos antes de salir por la puerta para irse a encontrar con un músico para tomar unos tragos… que acabará pagando ella, claro. Aunque a este chico malo se le conoce como “mujeriego”, ella está segura de que podrá cambiarlo para siempre. Y no se necesita una bola de cristal para saber que esto terminará mal, de nuevo.