La capirotada es uno de esos platillos universales que los mexicanos han sabido personalizar y hacerlo propio con sus sabores específicos. Aunque sus orígenes son tan remotos como la cultura romana clásica del siglo V, a las costas americanas llegó con los españoles en el tiempo de la colonia. De hecho, se parece muchísimo a las torrijas españolas. En México se ha convertido en el postre por excelencia de la Cuaresma.