4. Relájate
Si estás siempre corriendo, probablemente tengas un exceso de estrés, que eleva los niveles de cortisol, una hormona que puede hacerte sentir hambrienta. El estrés también hace que las personas muy ocupadas tiendan a comer más y de forma más nociva, incluyendo grasas, azúcares y sal. Así que intenta con técnicas de respiración, yoga o meditación para manejar el estrés y que todo te sea menos tentador a la hora de la merienda.