Emma decidió no decirle nada a su esposo y trabajar, en cambio, en su relación y en sí misma para hacer que todo funcionase de nuevo. “Todavía no me he perdonado totalmente. No quiero destruir mi familia. Es una carga muy pesada de llevar. Una cosa sí ha cambiado: ya nunca juzgaré a una mujer que haya tenido una aventura. De todos modos, si alguien me preguntara si merece la pena, mi respuesta es que no.”
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