Hace poco tiempo, tuve lo que considero un problema legitimo para discutir con mi novio. Claro, no era de hecho algo que había ocurrido. Aún. Era algo que estaba pensando que quizá pasaría si otras cosas sucedieran, y todas esas cosas eran causadas por algo más hipotético que quizá ocurriría. Estaba segura, que cuando todo eso pasara, mi novio me defraudaría.
¿Su respuesta después de mirarme como si estuviera loca? “¿Um, Alisa?”
“¿sí?”
“No quiero ofenderte o algo así y espero que no me lo tomes a mal , pero ¿será posible que sea ese momento del mes de nuevo?
Estaba furiosa. Que grosero. No importaba que era ese momento del mes de nuevo, y no importaba que había estallado en lágrimas sin alguna razón aparenten por tres días para llegar a esta conversación profunda— y monumentalmente importante de la cual sólo Dios sabía la razón de. Él era tan… tan… tan… grosero. Y esas cosas.
Todo esto sucedió en las sombras del anuncio del candidato presidencial republicano, Rick Santorum, que pensaba que las mujeres eran demasiado emocionales para servir en combate. Todo eso fue suficiente para darme ganas de lanzarle una granada a alguien. Preferiblemente alguien con un cromosoma Y.
Pero enserio, la idea que las mujeres son mas emocionales que los hombres se ha expandido y ha sido usada para discutir la idea de permitir a las mujeres votar, volar aviones, enfrentarse en combate en el campo de batalla y muchas otras cosas.
Pero, ¿es verdad? ¿Las mujeres son más emocionales que los hombres? y si somos, ¿nos hace menos capaces de realizar ciertas tareas?
¿ES VERDAD?
Muchos estudios que analizan esté asunto concluyen que sí, las mujeres son “más emocionales,” pero las razones para esa conclusión varían ampliamente. Al igual que con muchos problemas en el ámbito políticamente cargado de distinciones de género, la respuesta a “por qué” depende de a quién le preguntes.
En general, las feministas en las ciencias sociales te dirán que no, las mujeres no son inherentemente más emocionales que los hombres con el argumento de que las diferencias observables en cómo los hombres y las mujeres reaccionan emocionalmente, se deben enteramente a la socialización. En otras palabras, dicen que las mujeres actúan más emocionalmente porque se nos enseña a hacerlo. Esa es la conclusión básica con estudios como Are Women the ‘More Emotional’ Sex? Evidence from Emotional Experiences in Social Context, por cuatro psicólogas-Lisa Feldman Barrett en la investigación de la Universidad de Boston; Lucy Robin de la Universidad de Indiana; Paula R. Pietromonaco de Univ. de Massachusetts en Amherst; y Kristen M. Eyssell de la Universidad Estatal de Pensilvania.
Los neurobiólogos, por su parte, son más propensos a atribuir las diferencias en nuestra emotividad a la estructura del cerebro, el cableado emocional y a la evolución. Esta es la conclusión alcanzada por los estudiosos como el de Larry Cahill, profesor de Neurobiología y Comportamiento de la Universidad de California, Irvine. La investigación de Cahill ha encontrado que el cableado emocional del cerebro de los hombres y el de las mujeres, es fundamentalmente diferente. La tecnología moderna está permitiendo la observación de las estructuras cerebrales reales y la respuesta a los estímulos, y sugiere fuertemente que no se trata simplemente de la socialización lo que hace que los hombres y las mujeres se comporten de manera diferente, sino más bien, la biología evolutiva.
¿LAS MUJERES SON MENOS CAPACES COMO RESULTADO DE LAS DIFERENCIAS?
Es importante señalar que ningún estudio ha salido a la luz y muestre a los hombres y las mujeres responder de la misma manera emocionalmente. Las únicas diferencias han sido las razones por las que los neurobiólogos y los científicos sociales dan para las discrepancias.
¿Significa esto que las mujeres son menos capaces que los hombres en el manejo de ciertos tipos de estrés o en la realización de algunos puestos de trabajo? Una vez más, la respuesta depende de a quién le preguntes.
Como era de esperarse, las científicas sociales feministas tienden a decir que las mujeres no son inherentemente obstaculizadas por su emotividad, porque se socializan y se pueden superar. El estudio realizado por las cuatro psicólogas mencionados anteriormente, concluye que la idea de que “las mujeres son más emocionales”, es una idea culturalmente construida, basada en las diferencias observadas de las expresiones emocionales—que son relacionadas desde muy temprana edad, ” y dice que las observaciones en sus propios estudios tienden a ser desacreditados debido a esto, ya que “pueden ofrecer una imagen sesgada de la vida emocional de una persona—una imagen sesgada en el sentido de apoyar a los estereotipos de género sobre las emociones.”
Los estudios de los cerebros, por su parte, indican que las diferencias en la respuesta emocional son basadas biológicamente, pero que probablemente no representan un riesgo significativo para que las mujeres sean incapaces de dar respuestas que son igual de inteligentes y razonables que las de los hombres.
La investigación neurobiológica de la Universidad de Nuevo México y la Universidad de California, Irvine, concluye que los hombres tienen casi 6.5 veces más materia gris relacionada con la inteligencia general, que las mujeres, pero que las mujeres tienen casi 10 veces más materia blanca relacionada con la inteligencia, que los hombres, según el diario Live Science
El autor principal de este estudio, Richard Haier de la Universidad de California en Irvine, dijo: “Estos hallazgos sugieren que la evolución humana, ha creado dos tipos diferentes de cerebros diseñados para un comportamiento igualmente inteligente.”
¿ EN DÓNDE NOS DEJA ESO?
Si bien el jurado aún está deliberando sobre la emocionalidad de la mujer (y mientras la discusión sigue) es probable que sea seguro concluir lo siguiente: Los estudios demuestran que las mujeres reaccionan más emocionalmente que los hombres, pero los científicos sociales y los neurobiólogos no están de acuerdo sobre las razones. Independientemente de las razones, la mayoría de los científicos sociales y los neurobiólogos suelen estar de acuerdo en que, a pesar de las diferencias en la forma en cómo los hombres y mujeres procesan y reaccionan ante la información— e independientemente de las razones de esto— ni un género es mejor, más capaz o más inteligente por eso.
