Cada vez que estaba embarazada, mi esposo y yo poníamos nuestros nombres favoritos sobre la mesa. Los dos dejamos de lado los nombres empalagosos o demasiado comunes. Siempre me han gustado mucho Ian y Dylan, pero mi esposo enseguida los vetó porque sonaban muy hueros (rubios, catiros), muy gabachos y muy caucásicos.
Video: Música para bebés