Una música de fondo debe incluir canciones que no sean ruidosas o que no tenga un crescendo muy fuerte, y como conjunto, todas deben fluir la una con la otra. El objetivo es permitirle a tus invitados disfrutar del sabor de todo el trabajo duro que empleaste en preparar la comida, y participar en la conversación sin tener que levantar la voz más alto que la música.