Te permitiste dejarlo ahí y hasta usarlo en el repertorio de tus masturbaciones, disfrutabas el flirteo sutil y jugabas a ver qué señales encontrabas a modo de respuesta. Todo era seguro puesto que no había salido de tu intimidad mental.
Te permitiste dejarlo ahí y hasta usarlo en el repertorio de tus masturbaciones, disfrutabas el flirteo sutil y jugabas a ver qué señales encontrabas a modo de respuesta. Todo era seguro puesto que no había salido de tu intimidad mental.