15. Ser siempre capaz de reírse de uno mismo. Lo mejor de envejecer es que se tiende a prestar menos importancia a lo que piensan los demás, y eso hace que sea más fácil reírse de uno mismo. ¡No hay razón para esperar hasta te conviertas en una abuela también! Sigue el ejemplo de tus mayores y ríete más a menudo.