He sido “freelancer”, y trabajadora por cuenta propia, durante toda mi vida. Aunque en ocasiones me he quejado de plazos de entrega imposibles, de lo difícil que es manejar varios proyectos al mismo tiempo, o de que algún cliente tardara en pagar, siempre me ha gustado trabajar así.
No creo en la seguridad laboral y sí en demostrar cada día que soy una buena profesional. Pero me encuentro a menudo hablando con personas que se han visto forzadas a probar suerte siendo “freelancer” porque perdieron su trabajo de oficina debido a la crisis, y no les resulta fácil adaptarse a su nuevo estatus, por muchos motivos. Están acostumbrados a tener un jefe y un horario, alguien que les diga qué tienen que hacer, y a recibir una determinada cantidad de dinero a fin de mes. Y cuando trabajas por tu cuenta te conviertes en tu propio jefe, y tú eres quien ha de incentivarte, decirte qué hacer y … hacerlo. Y has de aprender a ahorrar en los momentos de mucho trabajo, para poder pagar tus facturas en los meses de menos ingresos.
ANTES DE EMPEZAR
Si esta forma de trabajar es nueva para ti, tendrás que hacer un plan y dar algunos pasos, como:
- Decidir qué servicios vas a ofrecer (escribir, traducir, programar, diseñar …. )
- Hacer un estudio de mercado y ver quién es tu competencia.
- Preparar tu imagen de marca.
- Establecer contactos con personas que se dedican a trabajar por su cuenta y buscar un mentor.
- Marcarte un horario o bien un plan de acción diario como enviar x número de propuestas diarias, contactar a y número de correos electrónicos a clientes potenciales.
- Revaluar tus objetivos cada dos o tres meses, y luego cada seis.
- Prepararte para auto-motivarte cuando las cosas no vayan como esperabas.
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CUANDO YA ESTÁS EN MARCHA
- Cuando te den un plazo de entrega, cúmplelo. Y si ves que no vas a llegar, avisa a tu cliente con tiempo.
- Prepárate para adaptar tus habilidades y conocimientos a nuevos mercados. Si antes escribías para prensa impresa y no encuentras trabajo, prepárate para abordar el mundo digital. No te limites.
- Antes de terminar un proyecto, avisa a tus clientes habituales de que vas a quedar libre. No presupongas que te llamarán cuando te necesiten. A menudo ese simple recordatorio me ha procurado un nuevo encargo.
- Si no quieres o no puedes hacer un trabajo en particular, pásaselo a otro colega. Tus clientes te lo agradecerán y tus colegas también. Lo habitual es que te devuelvan el favor, pero hazlo desinteresadamente, sin esperar nada a cambio.
- No vayas de arrogante por la vida y no pises a otros para conseguir trabajos. Hay sitio para todos y si se te da bien tu profesión, eso se nota. Además si eres agradable, te darán más trabajo que al que va de listo.
- Ten en cuenta que ser “freelancer” es todo un estilo de vida. Tienes que ser una persona con mucha determinación y disciplina y te tiene que gustar.
¿Alguna otra sugerencia?