No te escondas de tus desacuerdos
Algunas veces no tienes ganas de tener una discusión; tal vez ha sido un día largo o simplemente estás muy cansada para tenerla. Eso está bien. Idealmente quieres discutir cuando tienes la energía para realmente concentrarte en ello, pero si de forma continua huyes de tus discusiones y simplemente metes esos sentimientos debajo de la alfombra, eventualmente te alcanzarán y te harán más daño que si hubieses abordado los problemas sin mucha demora. No te escondas de las discusiones; en vez de eso acércate a tu pareja o amigo tan pronto como el problema surja y ofrece un pacífico y calmado “me gustaría hablarte de algo. ¿Es buen momento ahora?”, para hacer que la conversación inicie.
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