La regla de los cuatro días es lógica porque, de ese modo, los alimentos están suficientemente espaciados en el tiempo como para que te des cuenta de cuál es el que provoca el problema.
Desafortunadamente, al tiempo que nuestros hijos crecen y sus dietas se hacen más variadas, resulta difícil mantener esta regla. Por ejemplo, si estás almorzando fuera de casa y les sirven melón para comer, cosa que el bebé nunca probó. El niño comparte tu fruta, come un poco, le gusta y todo parece perfecto. Pero esa misma mañana, has probado unos cereales nuevos en el desayuno de tu bebé… y ahora no estás segura de cuál de los dos alimentos es el que está causando problemas de gases en el pequeño… ¡oops! Todos lo hacemos, y la mayoría de las veces no es un problema. Solo intenta atenerte a la regla de los cuatro días lo más que puedas durante el primer año de comidas sólidas de tu bebé.
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