Por qué es más divertido viajar con tus hijos adultos-SliderPhoto

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Las vacaciones familiares cambian según tus hijos van creciendo. Pasas de llevar a tus pequeñitos a parques de diversiones y salidas al zoo a arrastrar adolescentes reticentes enojados en el asiento trasero del auto. Pero todo pasa y cuando los hijos, finalmente, se hacen mayores, resulta que las vacaciones con ellos son muy disfrutables. Yo he pasado por todo, desde empujar la sillita por todo Disney World a intentar complacer adolescentes con cambios de humor, así que tengo muchas razones para explicarte por qué viajar con tus hijos adultos es mejor.

PUEDES OCUPARTE DE TI MISMA
Las vacaciones con hijos pequeños significan que tienes que hacer el equipaje para varias personas, llevar juguetes y snacks para el trayecto y asegurarte de que todo el mundo está ubicado en su lugar favorito del auto que, por supuesto, va cambiando, no solo en cada viaje sino en cada milla recorrida. Y tienes que pagar por el viaje de cada uno, claro. Después de todo, los niños de segundo grado no pueden comprarse un billete de avión.

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Con hijos adultos, solo tienes que preocuparte de meter en la maleta las cosas que necesitas tú, llevar en el coche los snacks que te apetecen a ti y puedes disfrutar del paisaje en vez de ser testigo de sordas batallas en el asiento de atrás. Y solo tienes que pagar por un ticket de avión o llevar en el auto equipaje para uno… no media casa.

Cuando tus hijos eran pequeños, lo más seguro era que terminases en parques de atracciones o playas. Planeabas las actividades de cada día asegurándote que incluían siestas y alimentación saludable. Te preocupaba que los niños se alejaran demasiado de la orilla o se perdieran.

Con hijos adultos ya no hay necesidad de darles la mano cuando cruzas la carretera. No tienes que vigilarlos a cada rato. Incluso se pone mejor, pueden comprarse souvenirs y bebidas ellos solitos.

Una vez que deciden dónde van, puedes ir y relajarte. Elige la mejor habitación para ti y no sientas culpa por ello. Considéralo una compensación por todos esos años en que compartiste con toda tu prole una tienda de campaña o una habitación de hotel que tenía tantas camas que no podías ver ni el suelo.

LIBÉRATE DE LA MENTALIDAD GRUPAL
Con niños pequeños te mueves como en manada. Todos comparten las mismas actividades. Si el martes toca parque acuático, todo el mundo se moja. Si el miércoles es día de hiking, todos con mochila y a caminar entre ortigas.

Sin embargo, viajar con adultos significa que pueden pasar tiempo juntos, pero no las 24 horas. Pueden reservar unas horas al día para pasarlas en familia. reunirse para desayunar o encontrarse en el restaurante favorito para cenar. Se puede estar juntos o deambular por separado. Ya son mayores, no necesitan que los cuides y los prevengas acerca de los extraños o no hacer la digestión. Ve a tiendas de anticuarios si te apetece. A lo mejor uno de tus hijos te acompaña y tienen oportunidad de pasar un rato a solas. Juega al golf con tu hijo, ¿qué importa si lo hace mucho mejor que tú? Aprovecha que te mime y te compre algo de beber en el hoyo 19.

El mundo es inmenso y parece que nuestros hijos encuentran las esquinas más lejanas para ir. Junta a todos y disfruta de tenerlos bajo el mismo techo y del hecho de que ya no se peleen por la última galletita de chocolate o a quién le toca lavar los platos. Además, otros pueden encargarse de cocinar y lavar la ropa.

Reúne a tus hijos adultos, disfruta de las personas en que se han convertido y recuerda la mejor parte: los adultos se pagan sus cosas. ¡Así sí se pueden disfrutar las vacaciones!