1. Hidrátate adecuadamente
Tu cuerpo no puede funcionar a su máximo potencial si no está correctamente hidratado, y eso no significa un pequeño sorbo de agua en medio de tus entrenamientos. Necesitas beber suficiente agua antes, durante y después de tu entrenamiento para obtener los mejores resultados. Si no estás segura de estar lo suficientemente hidratada, observa tu orina la próxima vez que vayas al baño (lindo, lo sabemos). Si es un amarillo brilloso, estás deshidratada; la meta es una orina amarillada pálida.
2. Aliméntate para tus rutinas de fitness
Si estás tratando de perder peso, entonces pareciera que comer menos y ejercitarte más es la respuesta. En la realidad, no necesariamente se trata de comer menos, pero sí de comer menos comida chatarra y comer cosas más saludables que le den energía a tu cuerpo. Es una buena idea comer alimentos que se digieren de manera lenta como los cereales integrales, avena, batatas y fruta antes de ejercitarte. Además, evita las comidas que son altas en grasas antes de tu sesión de ejercicio, ya que éstas pueden hacerte sentir perezosa porque hay menos flujo sanguíneo en tus músculos (y más flujo sanguíneo concentrado en procesar esas comidas altas en grasas).
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