Me hospedé en St. George Inn, que para mi agradable sorpresa tenía más que suficiente café en la habitación, más del que he visto jamás en ningún otro hotel. Sólo por eso, ya me gustó. El servicio fue excelente y amigable y las habitaciones fuera de serie, con vistas al castillo. ¿Lo mejor de todo? Que nada más salir por la puerta, estás en el corazón de la bella, impresionante, y bien hispana, ciudad de San Agustín.