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Deja los platos para después: “Mi suegra tiembla sólo con pensarlo, pero no encuentro nada malo en dejar los platos sucios hasta el día siguiente. No se van a escapar a ningún lado”, dice Liz, mamá de una chiquitina de dos años. “Si la cosa es elegir entre lavar los platos o disfrutar un rato con mi hija y mi esposo mientras ella corre por la habitación muerta de risa… bueno, pues sí, elijo las risas”.