Cancelar una boda en el último momento. Esta escena es todo un clásico. Ella no está segura de amarle o de querer perder su libertad. Y cuando ya están delante del sacerdote, con todos los invitados presentes, la novia sale corriendo. ¿Imaginas que hicieras esto en la vida real, después del tiempo, la energía y el dinero que lleva organizar una boda? Tal vez te sentirías aliviada, pero no te quedarían muchas ganas de repetir (ni amigos a los que invitar).