5. No te rindas y ten una rutina establecida. Puede que no seamos la familia más organizada del mundo, pero somos consistentes con lo que hacemos. Mis hijos saben dónde y cuándo harán sus tareas escolares, qué pasará a la hora de la cena y cuándo vamos a “tocar de oído” y tendremos que improvisar un poco.
Cada mañana, camino del colegio, les cuento lo que haremos ese día. Digo algo así: “Muy bien, niños, cuando los recoja del colegio vamos a ir primero a gimnasia. Sofía, voy a necesitar que te pongas tu ropa de ballet mientras dejo en clase a tu hermano. Después de eso, iremos a ballet. Alex, cuando mamá te recoja de gimnasia, iremos a Starbucks para hacer las tareas mientras esperamos que termine la clase de Sofía y entonces la iremos a buscar. Y entonces, ¡a casita! ¿De acuerdo?”