Los niños pasan cada vez más tiempo viendo televisión o jugando con sus aparatos electrónicos. Es cada vez menos común verlos correr y treparse a los árboles. Sin embargo, nuestros pequeños necesitan jugar por varias razones: interactuar con los otros, hacer ejercicio y gastar energía, desarrollar y experimentar roles y lugares sociales como normas de cortesía, aprender a esperar y tomar turnos y, sobre todo, aprender a comunicarse con los demás de forma efectiva, incluso en las pequeñas disputas.