Cuando tienes una rutina establecida, estás haciendo las mismas cosas al mismo tiempo todos los días, por ejemplo: despiertas al bebé todas las mañana a la misma hora, acuestas al niño a dormir la siesta a la misma hora y tiene siempre el mismo horario para irse a la cama por la noche, con lo cual empieza a diferenciar el día de la noche. Ordena las comidas alrededor de estas actividades (la cantidad de lo que debe comer el bebé dependerá de su edad). El organismo de tu bebé se adaptará a esta rutina y tu estarás más preparada para anticiparte a sus necesidades.
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