Ámate
Mucha de la fuerza de Frida Kahlo radicaba en su increíble autoaceptación. Ella contrajo polio cuando era niña, lo cual la dejó con cojera. En sus años de adolescente, ella fue terriblemente lesionada en un accidente de autobús que la dejó con cicatrices, sin poder tener hijos y sufriendo de un dolor crónico por el resto de su vida. En vez de dejar que esas tragedias la derrotaran, ella las enfrentó de frente, aceptando que aquellas eran las que la habían hecho quien era y encontrando la belleza en eso.