Con la ayuda del docente de tu hijo, el psicopedagogo puede determinar cuál es el problema, si es que lo hay. Ten en mente que los doctores y los profesores están acostumbrados a relacionarse con los niños todo el tiempo. Si tu hijo tiene algún desorden de aprendizaje, el terapista lo sabrá. Lo que sí es fundamental es que los padres estén abiertos a la posibilidad real del que su hijo tenga un problema de aprendizaje y estén preparados para actuar en consonancia, ya sea con terapia, atención especializada e, incluso, medicación. Si el problema se encuentra a tiempo, tu hijo recobrará su confianza en sí mismo y saldrá adelante muy bien.
Si, por el contrario, después de los estudios, resulta que tu hijo es perfectamente capaz y no tiene ningún problema de aprendizaje, no caigas en la tentación de acusarlo de perezoso y vago. Algunas veces, especialmente cuando hablamos de varones, el tema es un problema de madurez y solo necesitan tiempo para avanzar. Así que, si tu hijo tiene problemas de concentración, tendrás que ayudarle a que le gusten esas asignaturas que hoy le parecen tan horribles. Por ejemplo, a mi hijo no le gustaba leer, y tenía calificaciones muy bajas en todo aquello que supusiera lectura. Pero hemos empezado a darle libros que le interesan mucho, y ¿sabes qué? Ahora es él quien nos pide un rato para leer… por supuesto esto se ha visto reflejado en sus calificaciones en el colegio.
