Lo mejor de una fantasía sexual es que tienes control total de lo que pasa en ella y hasta dónde llega. Digamos que te excitan las imágenes de bondage. Te sientes excitada con la idea de dos hombres atándote y haciendo lo que quieren contigo. En tu fantasía, no puedes hacer nada para impedirlo y la sola idea te hace excitarte y humedecerte hasta que tienes un orgasmo explosivo. Entonces puedes sentirte tranquila y satisfecha y, de nuevo, en control de la situación. Tú eliges el cómo y el cuando. Es perfectamente seguro.