Durante los fines de semana y la vacaciones te encantaría hacer pequeñas salidas al parque, a la playa, al museo o, simplemente, a pasear en bicicleta. Esto supondría que los niños, tu esposo y tú compartan actividades juntos en familia. Pero cada vez que organizas algo, tu esposo encuentra una excusa para no ir. Al final, la mayor parte de las veces, las salidas familiares se reducen a los niños y tú mientras él se queda viendo fútbol en la tele o haciendo “algunos arreglitos caseros”.
Créeme, sé de qué hablo. A mí mismo me es difícil separarme de mi laptop si estoy inspirado escribiendo. O, seguramente, me apetezca más quedarme en casa leyendo un buen libro que ir al parque con la familia. No me malinterpreten, no es que no me guste compartir con los míos o que no me importe. Pero… soy un hombre y para mí los fines de semana tienen otro significado (seguramente el mismo que tienen para tu esposo).
Tengo algunos tips que ofrecerte desde la perspectiva de un hombre que te van a ayudar a desatascar a tu compañero del sofá y sacarlo a dar una vuelta contigo y con los niños.
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No le hagas trabajar. Una de las cosas más importantes que tienes que recordar es que a los hombres no nos gusta el trabajo extra y, si hacer una salida supone algún tipo de tarea…, se nos quitarán las ganas de salir. Estuvimos toda la semana corriendo de un lado para otro y ahora queremos estar tranquilos. Incluso algo tan simple como ir al parque puede traducirse como algo engorroso para nosotros si implica empacar pelotas de fútbol, bebidas y bocadillos, conseguir que los niños se vistan, dar de comer al perro… solo el hecho de pensarlo ya nos cansa. Quizá si consigues reducirlo todo a subirse al auto y partir, sea mucho más tentador.
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Haz que participe. Involucra a tu esposo en los planes y piensa en actividades que a él también le gusten. Por ejemplo, en vez de ir al museo de arte o a la biblioteca, sugiérele ir a pescar o a una exposición de autos antiguos si eso es lo que prefiere. De vez en cuando planea algo que les guste tanto a él como a los niños, incluso si a ti no te complace tanto.
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Hazlo todo tú. Ya sé lo que estás pensando… YA lo haces todo tú. Pero, si realmente quieres que te acompañe, vas a tener que ceder en este punto. Ten en cuenta que un tontería como cargar las bicis en el auto suele suponer que el esposo tenga que instalar el porta-bicicletas, cargarlas, y dejarlo todo bien ajustado y listo. Y eso, para nosotros, no suena como un día de relax. Si los niños y tú se encargan de cargar las bicis, él ya no tendrá excusa.
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Simplifica. Propón salidas cortas y placenteras: “Cariño, vamos a la playa un par de horitas con los niños. Podemos volver antes de que empiece el partido”. Sí, exactamente, en vez de hacer planes que tomen todo el día, elige actividades de medio tiempo. Es fin de semana para ambos, así que compártelo. Un ratito en la playa y en el parque, a tu gusto, y luego tiempo para ver el partido por la tarde, al gusto de tu marido. Después de todo se trata de tiempo de calidad en familia.
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Hazlo variado. Ofrécele una propuesta completa y placentera, con todos los detalles, si es para todo el día: un paseo en bicicleta, comer algo en el parque, tomar un helado en su heladería favorita y terminar el día cenando algo ligero en un restaurante familiar. Un poco de todo para cada miembro de la familia y sin tener que pensarlo.
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Date por vencida. Por último… no lo fuerces. A veces los esposos simplemente no están de humor.. Regañarlo y discutir por ello no va a ayudar en nada. Sugiere nuevas propuestas y llévalas a cabo con o sin él. Después de todo, cada uno tiene su manera de relajarse en el fin de semana.
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