Mis padres pensaron que pudo haber sido el niño de la casa de al lado, pero no quería acusar falsamente a nadie. Sin acusar al niño, mi padre mostró la ventana a la mamá de éste. Al día siguiente, el papá se apareció en la puerta de mis padres. El pensó que el vidrio había sido quebrado con una pistola de salvas y como la ventana daba a su casa, dedujo que pudo haber venido desde su dirección. Aunque él no estaba seguro que su hijo lo había hecho, le dio a mis padres un cheque para remplazarla.
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