8. Apreciar tus raíces. Tú (y tus hijos) pueden beneficiarse de comprender y apreciar de dónde vienes, de conocer tu patrimonio y las historias de las generaciones pasadas.
7. Amar a tus hijos más que a ti mismo. Aprende esa lección de tus mayores, que dieron todo por el bien de sus hijos. Sacrificarse por los demás es algo que se ha perdido en nuestros días.