7). Hay gestos y detalles cotidianos que nos resultan muy muy atractivos y que ellos no considerarían nunca, como cuando salen de la ducha con esa fragancia y una toalla en la cintura, cuando salen del mar o la piscina y quedan goteando mientras se sacuden el cabello, cuando conducen tarareando con una mano en el volante y la otra sobre nuestra pierna, cuando se afeitan, cuando se desperezan por la mañana con el pelo revuelto, cuando nos miran excitados sexualmente o cuando se aflojan la corbata.