15 formas sorprendentes de convertirte en el mejor amigo de tu hijo
Cuando te conviertes en padre, todo cambia, y no sólo hablamos de tu horario de sueño (o falta de) o su tiempo libre. Tu papel en la familia cambia también. De repente, te conviertes en un protector, un maestro, un modelo de conducta y disciplina. Pero sólo porque estás criando a un niño no significa que debes ser el malo todo el tiempo. Claro, los padres deben anteponer los mejores intereses de sus hijos, lo que a menudo significa establecer límites. Pero también puedes ser amigo y confidente de tu hijo. Es posible ser el mejor amigo de su hijo, sólo tienes que saber por dónde empezar.
Piénsalo bien… si tus hijo, además de amarte, disfrutan de compartir contigo y les gustas, te respetarán. Se trata de caminar la línea entre ser una persona con la que pueden relacionarse (como un amigo) y ser una persona a la que escuchan (como a un padre). Tienen que saber que estarás allí sin importar lo que hagan, pero también ofrecer orientación para que tomen decisiones inteligentes. Este estilo de crianza es conocido como crianza autoritaria. Según la experta en psicología, Kendra Cherry, los padres que usan esta forma de crianza de los hijos “son receptivos a sus hijos y están dispuestos a escuchar preguntas.Cuando los niños no cumplen las expectativas, estos padres son más enriquecedores y perdonan en lugar de castigar”. ¿Cómo se logra este estado gozoso donde eres padre y amigo y todos los involucrados están felices? Aquí tienes 15 consejos para fusionar amistad con habilidades parentales.
1. Establecer la confianza.
Cuando se trata de consejos de crianza, la confianza es esencial. Si no puedes fiarte de tus hijos (y que no te confíen), luego todo será preocuparte constantemente de que alguien tenga intenciones no tan buenas.Tienes que confiar no sólo en lo que tus hijos pueden soportar, sino también confíar en que les has dado las herramientas que necesitan para hacerlo.
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2. Fomentar la honestidad.
La honestidad va en ambos sentidos. Tienes que estar abierto con sus hijos sobre las reglas, sobre lo que esperas de ellos y sobre tus metas para toda la familia. Y asegúrese de que saben que, a cambio, serás honesta con ellos y ellos contigo. Al mismo tiempo, es importante mantener ciertos límites o bien podrías terminar sabiendo mucho más de lo que quieres… especialmente si tu hijo está en la escuela secundaria. La psicóloga adolescente, Dr. Jennifer Hartstein dijo en CBSNews, que la clave es “ayudar a fomentar la apertura sin cruzar la línea”.
3. Habla con ellos no a ellos.
Cuando se trata de habilidades parentales, necesitas saber cómo tener una conversación. Hablar por turnos, compartir pensamientos y sentimientos y escucharse uno al otro. No gritar o hacer peticiones. Es una forma rápida de convertirse en una mamá mala y,confía en nosotros, nadie quiere confiar en o pasar el rato con una mamá mala.
4. Involucra en las decisiones a tus hijos.
Discute tus planes con ellos. No tomes decisiones importantes independientemente, involucra a tus hijos y decidan como una familia. Tal vez incluso pueden hacer votaciones para que la voz de todos sea escuchada. Por supuesto, al final del día, tú eres el adulto y padre, por eso tu opinión jugará un papel más importante en el resultado final. Pero eso, definitivamente, no significa que tus hijos no deben participar en todo.
5. Ser un modelo a seguir.
Simplemente no puedes esperar que tus hijos hagan las cosas bien simplemente porque pronuncias las palabras porque lo digo yo. Los niños necesitan tener un ejemplo de lo que es correcto.
6. Proporcionar límites definidos.
Lo sabemos, la disciplina no es divertida. Los amigos no disciplinan. Pero ¿adivina qué? Los padres lo hacen. Y lo admitan o no, todos los niños necesitan límites. No se trata de ser un amigo permitiendo que tus hijos hagan lo que quieran, se trata de ser un amigo y hacerles entender las reglas. No sólo dictes los límites sin ninguna discusión. Explica por qué existe esa regla y por qué es tan importante para ti que siguen tus peticiones..
7. Darles espacio para crecer.
Tus hijos son individuos, lo que significa que, incluso si parecen a una mini versión de ti, no lo son. Ellos no son nadie sino sí mismos. Necesitan aprender a tomar sus propias decisiones (Sí, incluso si son diferentes a las tuyas) y necesitan tener un sentido de independencia.
8. No pongas presión sobre ellos.
Hay que darles aliento, no presión. Es mucho más eficaz. Lo has adivinado: la presión puede llevar a un niño a que constantemente se sienta atrapado e infeliz. El estímulo puede ayudar a tus hijos a sentirse seguros, apoyados y les puede dar el empujón que necesitan para alcanzar sus objetivos (no el tuyo). Recuerda, es tu trabajo fomentar sus intereses y talentos, no forzar su éxito.
9. Que tomen sus propias decisiones.
Asimismo, no obligues a tus hijos a seguir tus pasos y no trates de vivir a través de ellos. Que tomen sus decisiones, dentro de lo razonable, por supuesto. Y si temes que vayan por un camino peligroso, habla con ellos… y luego encerrarlos en su habitación hasta que son lo suficientemente mayores para casarse. ¡¡Estamos bromeando!!
10. Asegúrate de que saben que existen reglas y consecuencias.
Esto es la parte menos divertida de la crianza pero, de vez en cuando, debes castigar a tus hijos. Has establecido unos límites, has sido muy abierta sobre cuáles son esos límites y por qué están ahí. Y cuando tu hijo cruza la línea, no se puede sonreír y fingir que no ocurrió. Necesitas reforzar tus reglas y demostrar que hay consecuencias por romperlas. La consecuencia depende de ti, pero tienes que recordar a tu hijo que no eres sólo su amigo, que también eres su padre y se necesita respeto.
11. Recordarles que siempre pueden acudir a ti.
Incluso cuando tus hijos hagan algo mal y saben que no te hará feliz, también deben saber que siempre pueden acudira ti. No saltarás de alegría, pero no les darás la espalda.Y esto es lo más difícil, si les dices a tus hijos que pueden compartir algo contigo, entonces debes estar preparada para escuchar todo. Y cuando tu hijo llega a la adolescencia, el término “todo” toma un sentido nuevo. Estás avisada.
12. Hazles saber que no somos perfectos y has cometido errores, también.
Este no es el momento de compartir tus malas decisiones de la Universidad, pero tus hijos tienen que saber que también has tomado algunas malas decisiones. Si saben que no eres perfecto quizá estén más dispuestas a compartir contigo sus comportamientos menos estelares. Además, pueden aprender de tus errores.
13. Déjales ser un poco rebeldes.
Algunos comportamientos rebeldes son más peligrosos que otros. Los tatuajes son para siempre, entendemos si eres reacio a llevarlos a la tienda de tatuajes. Pero que sean un poco rebeldes de vez en cuando. Si tu hija quiere teñir su cabello de rosado, ve con ella y encuentra un tinte temporal que pueda lavarse la próxima semana. Tu trabajo consiste en asegurarte que tus hijos están a salvo y no hagan nada perjudicial para ellos mismos o alguien más.
14. Déjales meter la pata y estáte ahí cuando fallan.
No configures a tus hijos para fracasar, pero permite que fallen de vez en cuando. Nunca quieres ser la razón de que tus hijos estén decepcionados de sí mismos, pero no puedes ser tan sobreprotectora que nunca experimentan una decepción. Algunas de las lecciones más importantes en la vida provienen de los fracasos.
15. Déjales luchar sus batallas y crecer con ellas.
¿Estamos diciendo que veas a tus hijos sufrir? Por supuesto que no. Pero está bien dejar que intenten superar sus propios obstáculos para que puedan aprender y crecer más fuertes a medida que los superan. No puedes arreglar todo para ellos, y una de las mejores cosas que puedes hacer como padre y amigo de sus hijos es que aprendan unas buenas lecciones de la manera difícil.
