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Hay muchas cosas a considerar en relación a cómo te alimentas y qué puedes comer; tienes que considerar tus gustos, tu tipo de cuerpo, tus alrededores, tu nivel de actividad física y tu situación actual de salud, entre otras cosas. Pero estamos dispuestas a apostar que normalmente no piensas con respecto a comer bien según tu tipo de sangre. ¿Estamos en lo correcto? Está bien, la mayoría de las personas ni siquiera conocen su tipo de sangre, qué decir de qué significa el tipo de sangre para tu dieta. Y no es solo importante que conozcas tu tipo de sangre en lo que respecta a qué comer. Es crucial que estés familiarizada con tu tipo de sangre para tu bienestar diario y tal vez incluso para tu vida

Si puedes viajar en el tiempo a la clase de ciencias, tal vez recuerdes que hay 4 tipos sanguíneos: tipo A, tipo B, tipo AB, y tipo O. Cada tipo de sangre es único en más de una forma, y esas cualidades entran en juego todos los días, no solo si optas por donar sangre o (que Dios no lo permita) necesites una transfusión sanguínea. También es importante que cuides adecuadamente tu cuerpo desde la perspectiva de la dieta. Solo pregúntale al Dr. Peter D’Adamo, N.D., médico naturópata y autor de The Blood Type Diet. Él argumenta que: “Las modas en comida vienen y van, pero los datos son claros: no todo mundo tiene las mismas necesidades nutrimentales básicas. Todos conocemos a alguien que es estrictamente vegetariano y se desarrolla bien con esa dieta, mientras que otros confían en Atkins o en planes similares bajos en carbohidratos. He encontrado que tus necesidades nutrimentales pueden ser determinadas por tu tipo de sangre”.

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La idea de comer bien según tu tipo de sangre tiene sentido. Tu sangre es lo que mantiene funcionando a tu cuerpo, lo que da nutrientes y oxígeno a todos tus músculos y órganos, y lo que te mantiene con vida.  Así que no debería ser sorpresa alguna que tu sangre, que es muy importante para tu bienestar, también dictamine las clases de alimentos que te mantendrán saludable, con energías y funcionando a máxima capacidad. El Dr. D’Adamo explica: “Saber tu tipo de sangre es una herramienta importante para entender cómo tu cuerpo reacciona a la comida, tu susceptibilidad a enfermedades, tu reacción natural al estrés, cómo envejeces, y muchas cosas más”. Él continua diciendo que: “Una sola gota de sangre contiene una composición bioquímica tan única como tus huellas digitales… tu tipo de sangre actúa como una herramienta de navegación, y te ayuda a clasificar los montones de estudios de investigación y conflictos sobre qué es bueno y malo para ti, y así desarrollar un plan individualizado y personalizado en base a tu composición genética particular.

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Después de probar infinidad de dietas y planes específicos de alimentación (y a menudo dolorosos y no satisfactorios) que nunca se mantienen y nunca funcionan, tal vez comer según tu tipo de sangre sea la pieza faltante en tu rompecabezas de salud y bienestar.

Entonces, ¿por dónde empiezas? Bueno, primero necesitas saber tu tipo de sangre. Bah. Una prueba sencilla con tu doctor puede decirte esa información clave. Luego, necesitas saber qué alimentos son los más cruciales en base a tu tipo. Por ejemplo, si eres tipo A, entonces debes evitar las carnes rojas a toda costa, debido a que puede ser tóxica para ti. Tu dieta debería de consistir mayormente de alimentos a base de plantas. El tipo B puede comer algunos lácteos y unas cuantas carnes rojas (pero no puerco o pollo) además de productos agrícolas, pero deben evitar el trigo. El tipo AB debería de comer más mariscos, tofú y frijoles, pero debería evitar carne de res y pollo. Y el tipo O será mejor atendido con una dieta rica en proteínas provenientes de la carne, pescado y aves de corral, pero debe de limitar los cereales y lácteos. Las restricciones en dietas son muy diferentes y tratadas para cada tipo de sangre en base a cómo procesas los alimentos y los nutrientes que más necesitas para tu cuerpo.

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Ahora a la verdadera pregunta: ¿esta dieta funciona? Es difícil decirlo. Aún hay muchas preguntas sobre la validez de esta dieta, y no hay tantos estudios científicos que corroboren las afirmaciones que el Dr. D’Adamo hace en su libro. Pero si miras de cerca a las sugerencias, muchas de ellas están basadas en comer alimentos frescos y saludables que no son procesados y tampoco son comida chatarra. Así que es más que nada un paso a la dirección correcta para mucha gente. Con eso dicho, hay muchos problemas potenciales con esta dieta del tipo de sangre. Como el Dr. Oz  informa, de acuerdo con Leslie Bonci, MPH,RD,CSSD, LDNM, directora del Sports Nutrition University of Pittsburgh Medical Center, y co-autora de Run Your Butt Off, y, The Active Calorie Diet: “La dieta tal vez sea baja en nutrimentos particulares, especialmente calcio para aquellos grupos que se les ha dicho limiten los lácteos; o proteína, especialmente para los tipo A que no son consumidores de soya; y potencialmente bajos en fibra en aquellos tipos que no deben consumir frijoles o lentejas o cereales”. Por sobre todas las cosas, la dieta necesita ser algo que se ajuste a tu estilo de vida para que te apegues a ella y no te sientes privada o insatisfecha. Bonci continua diciendo: “Si el plan de alimentación es muy restringido, muy confuso, muy costoso, o la comida no está disponible fácilmente, ¡no va a funcionar!” Así que toma este consejo con escepticismo y siempre escucha a tu cuerpo, siempre.