Los carros alegóricos que el mundo ve hoy por tv. recorriendo el sambódromo, tuvieron sus orígenes, a principios del S. XX., en simples cortejos de automóviles adornados con sus ocupantes, acompañando los cordões disfrazados y cantando.
Desde ahí hasta nuestros días, el Carnaval de Río se ha alimentado de la publicidad, la belleza y la sensualidad que solo habitan sus calles.