Febrero, Río de Janeiro. El calor del verano carioca excede Copacabana. Las playas, lamidas por un océano Atlántico que despliega su lado más sensual, despiertan los sones que acompañan los ensayos previos de las escolas do samba.
Febrero, Río de Janeiro. El calor del verano carioca excede Copacabana. Las playas, lamidas por un océano Atlántico que despliega su lado más sensual, despiertan los sones que acompañan los ensayos previos de las escolas do samba.