El voluntario ofrece libremente su tiempo, conocimientos y experiencia sin una remuneración material. Ser voluntario obedece a una necesidad propia de cada ser humano de ayudar, entregar parte de sí para que otro pueda recibir lo que está necesitando. El voluntariado, sin embargo, no solo ayuda a aquellos que reciben el beneficio directo, sino que enriquece y engrandece el alma y el corazón del voluntario mismo.