- Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña?
— Salmos 5:18-20
- Actúa en sabiduría ya que solo así te verás librados de la mujer ajena, de la extraña de palabras seductoras que, olvidándose de su pacto con Dios abandona al compañero de su juventud… el que se enreda con ella no vuelve jamás, ni alcanza los senderos de la vida.