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La capacidad curativa de las redes sociales
¿Existe mejor forma de disipar la depre invernal que reunirse con amigos para pasar un buen rato? ¿Alguna vez llamaste a un amigo sólo para charlar un rato cuando te encontrabas bajo de ánimo? La satisfacción inmediata que sentimos cuando socializamos es el resultado de las hormonas “del placer” que se liberan durante la interacción social. Pero los beneficios de disfrutar de una vida social activa van más allá de este fugaz momento de felicidad. De hecho, hay estudios que demuestran que las relaciones sociales sólidas nos ayudan a vivir más y mejor.

Por el contrario, está demostrado que la soledad debilita el sistema inmunitario, puede conducir a la depresión e incrementa nuestra percepción de la fatiga y el dolor. Esto genera inflamación, una condición asociada a numerosas enfermedades graves como las del corazón, la diabetes e incluso el cáncer. Los estudios sugieren que las personas solitarias tienden a reaccionar con niveles de estrés más elevados a las situaciones de la vida diaria, lo que puede provocar estrés crónico y perjudicar el sistema inmunitario.

REACCIÓN DE ESTRÉS INNATA
El investigador de UCLA Steven Cole sostiene que el origen de esta respuesta se encuentra en nuestra evolución. Cuando nuestros antecesores se agrupaban, el cuerpo reforzaba el sistema inmunitario en una reacción proactiva ante el mayor riesgo de contagio de bacterias y virus; pero cuando se encontraban solos y eran más vulnerables a los depredadores, la respuesta del cuerpo daba prioridad al estado de alerta, incrementando la frecuencia cardíaca y el flujo de sangre como preparación ante un posible ataque.

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Sea cual sea la causa, no es un único estudio que revela esta asombrosa relación. Si bien es un objeto de estudio relativamente nuevo, cada vez hay más pruebas que apuntan hacia la misma conclusión: la soledad perjudica la salud. Por el otro lado, las ventajas de una vida social plena, parecen considerables independientemente de la edad o el sexo, según informa la Escuela de Medicina de Stanford (Stanford School of Medicine).

Una de las más extensas investigaciones, por parte de estudiosos de Brigham Young University y University of North Carolina, analizó la información de 148 estudios (con más de 300.000 participantes) con el fin de comparar la interacción social y las consecuencias para la salud. Para aquellas personas con una red social escasa, el riesgo de muerte era un 50% superior de media. La soledad tendría prácticamente el mismo impacto negativo que el tabaco, según estos investigadores, y era comparable a otros factores de riesgo reconocidos.

Un estudio realizado en Australia se centró en participantes a partir de 70 años de edad. La conclusión, en la misma línea de otras investigaciones, revela que los participantes con relaciones sociales sólidas tenían un 22% menos probabilidades de morir.

Con el fin de eliminar las diferencias derivadas de la genética y la educación, otro estudio analizó sólo parejas de gemelos, y fue a determinar que el hermano con los vínculos sociales más fuertes gozaba de mejor salud en general.

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SOLEDAD Y CÁNCER
Los hallazgos de uno de los estudios más recientes en este campo son ciertamente asombrosos. Investigadores de Kaiser Permanente siguieron la evolución de 2.264 mujeres diagnosticadas con cáncer de mama en fase temprana para evaluar el impacto de sus redes sociales en la supervivencia. Las participantes respondieron a un cuestionario que incluía información sobre su esposo o pareja, vínculos sociales o religiosos en la comunidad, si realizaban actividades como voluntarias, el tiempo que pasaban con amigos, el número de familiares de primer grado que eran mujeres, si contaban con mucho apoyo social y si tenían a una persona encargada de su cuidado o si cuidaban a otra persona. En función de sus respuestas, se clasificó a las mujeres en tres grupos:

  • Aisladas socialmente
  • Moderadamente integradas socialmente
  • Muy integradas socialmente

 Las participantes completaron después una segunda encuesta para determinar la calidad de sus relaciones y se las dividió en dos grupos basados en esta percepción subjetiva:

  • Alto nivel de apoyo social
  • Bajo nivel de apoyo social

Los investigadores descubrieron que las mujeres aisladas socialmente y con un bajo nivel de apoyo social tenían unas probabilidades del 61% más elevadas de morir de cáncer de mama, o por otra causa, que aquellas que estaban muy integradas socialmente y contaban con un alto nivel de apoyo social.

Curiosamente, la calidad de las relaciones sociales también tenía una influencia decisiva; las mujeres que, a pesar de contar con una red social reducida, percibían un alto nivel de apoyo de sus amistades, vivían tanto como aquellas con una red social más extensa.

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SOCIALIZAR EN GRANDES DOSIS
Si una red social de apoyo mejora el sistema inmunitario y nos ayuda a manejar el estrés, las personas que padecen cáncer y otras enfermedades graves se beneficiarán de tener a alguien con quien relacionarse y en quien puedan confiar. Cuando esto es imposible en el círculo más cercano, los grupos de apoyo en persona o en Internet son una buena opción. Aunque los beneficios para la salud de relacionarse con desconocidos con los que únicamente se comparte una enfermedad no están claros, he podido comprobar los vínculos tan estrechos que forman pacientes, que no se conocen personalmente, a través de las redes sociales.

Me considero afortunada por tener una red social pequeña, pero fuerte, de amigos y familiares, que tuvo la oportunidad de demostrarme su apoyo recientemente cuando me diagnosticaron una enfermedad grave. Pero, ¿y tú salud? Dadas las pruebas irrefutables que lo avalan, las relaciones sociales deberían ser una prioridad, a la par que una dieta equilibrada y algo de ejercicio. La vida tan ajetreada que llevamos ya no es excusa; busca tiempo para amigos y familia. Sal y diviértete. ¡Son consejos del médico!